El cambio climático es una realidad que afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo, desde la pérdida de biodiversidad y la deforestación hasta la inseguridad alimentaria o la pobreza energética.
Esta amenaza climática hace más necesario aún el desarrollo de soluciones inmediatas, inclusivas y sostenibles si se quiere paliar sus efectos de una manera eficiente y eficaz.
Para hacer frente a esto, se requiere un cambio en el modelo productivo, hacia un tipo de economía verde, que conlleve la creación de nuevos puestos de trabajo y de un ecosistema laboral más inclusivo
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente una economía verde debe mejorar el bienestar del ser humano y la equidad social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas. En su forma más básica, una economía verde es aquella que tiene bajas emisiones de carbono, utiliza los recursos de forma eficiente y es socialmente incluyente.
Por tanto, una economía más verde experimentará el surgimiento de nuevas ocupaciones, requerirá de nuevas competencias en los trabajos existentes y cambios en la demanda de los empleos.
Según el Informe sobre Empleo en Sostenibilidad y Medio Ambiente de la UNIR, el empleo neto en el sector de energías renovables en España aumentará entre 250.000 y 350.000 personas desde 2021 a 2030. Las inversiones en renovables generarían entre 107.000 y 135.000 empleos; las dedicadas al ahorro y eficiencia energética, entre 56.000 y 100.000 puestos de trabajo; y las de redes y electrificación de la economía, unos 46.000. Asimismo, se espera que la transformación energética genere también hasta 118.000 empleos indirectos.
Además de ello, y en base al Informe Reconstruyamos el futuro: un green new deal para España, elaborado por el Observatorio de Sostenibilidad, se podrían crear 600.000 empleos adicionales en 10 años si se aprovecha todo el potencial de la economía circular, la adaptación al cambio climático, agricultura y ganadería extensiva o la gestión forestal sostenible.
Todo ese impulso está apoyado también por instrumentos jurídicos como la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, políticas públicas como la Estrategia de Descarbonización a 2050, Estrategia Estatal por la Bicicleta o la Agenda Urbana Española.
A la luz de estos impulsos, resulta necesario hacer una reflexión sobre la transición energética y las oportunidades de empleo que puede ofrecer para aquellas personas con mayores dificultades de acceso al empleo.
El actual contexto puede ser un ecosistema propicio para generar una mayor inclusión. Particularmente los puestos de trabajo que pueden crear la llamada transición ecológica constituyen una oportunidad para aquellas personas que cuentan con una formación en estudios iguales o inferiores a la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), ya que una parte de los empleos con mayor demanda no exigen una alta formación.
Por ejemplo, esto se evidencia al analizar algunos de los nuevos puestos de trabajo que actualmente demanda un sector de vital importancia en la nueva economía como es el de la movilidad sostenible: reparación de patinetes y bicicletas eléctricas, promotor comercial de movilidad eléctrica, repartidor de última milla sostenible o conductor/gestor de carsharing.
Estas oportunidades laborales adquieren aún mayor relevancia teniendo en cuenta el contexto económico y social agravado por la crisis del COVID-19 y que afecta sobre todo a los colectivos vulnerables.
Con el objetivo de impulsar la inclusión dentro de la economía verde se ha creado la Alianza para la Transición Energética Inclusiva, impulsada por Fundación Repsol y Fundación Santa María la Real, a través de su Área de Empleo y Emprendimiento. Es la primera red multiagente que apuesta por la transición energética como oportunidad para desarrollar soluciones a los problemas laborales y sociales de colectivos vulnerables.
En esa línea, busca la mejora de los entornos socioeconómicos y la lucha contra la exclusión social mediante la generación de iniciativas y oportunidades de empleabilidad e inclusión de colectivos vulnerables y mantiene un enfoque social como propuesta de valor para afrontar la capacitación y actualización de profesionales en el contexto de la transición energética.
A su vez, la Alianza desarrolla programas de empleo y formación para impulsar la empleabilidad de colectivos vulnerables en aquellos sectores que generarán más oportunidades profesionales gracias a la Transición Energética. De hecho, uno de los objetivos de la Alianza se centra en luchar contra la desigualdad a través de programas de capacitación laboral dirigidos a colectivos vulnerables con el fin de dar respuesta a las necesidades del mercado laboral actual.
Como se ha dicho los colectivos más vulnerables, con baja o media cualificación y dificultades en el mercado laboral, pueden encontrar una oportunidad en el actual contexto, pero para ello no hay que perder de vista que la inclusión es uno de los pilares de la economía verde.