El impacto de la pandemia en el empleo femenino

La crisis sanitaria, económica y social derivada del coronavirus ha provocado un aumento de las desigualdades sociales y el mayor incremento de la brecha de género durante la última década

La actividad de las mujeres se centra en sectores especialmente afectados por la pandemia, como el comercio, la hostelería, el turismo, la educación o la sanidad

Entre las mujeres es donde más se cronifica el desempleo, y especialmente en aquellas de mayor edad, con menos estudios o dedicadas al cuidado de hijos, familiares o personas dependientes


El 14 de marzo de 2020 se declaró en todo el territorio español el Estado de Alarma, derivado de la crisis sanitaria por la expansión de un nuevo virus: la Covid-19. Son numerosos los cambios que esta situación ha propiciado sobre los hábitos cotidianos, el bienestar socio sanitario, la participación laboral o la organización de los cuidados a personas familiares y/o dependientes.

Pero también, cabe señalar, el impacto que la pandemia ha tenido sobre las desigualdades sociales ya existentes. El aumento de la brecha de género que el mercado de trabajo ha experimentado recientemente, es un buen ejemplo de ello. Según la EPA, las cifras de desempleo muestran que en el cuarto y último trimestre de 2020 tuvo lugar la mayor brecha de género de la última década.

La Covid 19 supuso una ruptura de la tendencia decreciente que el desempleo estaba experimentando desde los peores años de la anterior crisis económica, pasando de una tasa de desempleo femenino del 15,6% en 2019, a un 18,3% en 2020.

En este mismo periodo, observamos ascensos más pronunciados en colectivos con más dificultades de inserción laboral. Así, por ejemplo, se registra una tasa de desempleo del 25,7% entre las mujeres que tienen como máximo nivel de estudios la E.S.O; un 31% cuando las mujeres tienen nacionalidad extranjera, o hasta un 41,6% en el caso de las menores de 25 años.

Los colectivos más vulnerables suelen ser los más afectados por todas las crisis económicas, agudizando todavía más la peor situación de la que partían.

Sectores más castigados
A diferencia de lo que ocurrió en la crisis de 2008, marcada por un gran impacto en sectores altamente masculinizados como la construcción o la industria, en esta ocasión, los empleos más perjudicados han sido aquellos en los que las mujeres están sobrerrepresentadas. El estudio de BBVA Research: “Diversidad de género y formación. Una aproximación al mercado laboral en España” (2020), señala que el 51% de los empleos femeninos forman parte de sectores como el comercio, la hostelería, la educación o los servicios sanitarios y sociales.

Las probabilidades de destrucción laboral entre las mujeres son mayores al tener más participación en empleos que han estado bajo cuarentena (un 29% de mujeres frente a un 21% de hombres). (ESADE, 2020).
Pero, además, hemos visto que son ellas las que concentran porcentajes superiores en el sector sanitario, experimentando extensas jornadas de trabajo y enfrentándose a una mayor exposición al virus. En concreto, en el sector correspondiente a las actividades sanitarias y de servicios sociales hallamos un 77,5% de mujeres entre sus plantillas. (EPA, IIIT 2021).

¿Conciliación?
Los empleos de cuidados y de atención a personas dependientes siguen siendo profesiones altamente feminizadas. No obstante, este rol también es trasladado al trabajo no remunerado, en el cual encontramos una nueva brecha de género a raíz de la pandemia. Una investigación llevada a cabo por el Observatorio Social de la Fundación La Caixa (2021), pone de manifiesto que son las mujeres quienes se han responsabilizado en mayor medida de la demanda agravada de los cuidados en el hogar. El estudio muestra que, debido a las situaciones de confinamiento, la brecha de género en los trabajos reproductivos ha pasado de 10 a 16 horas semanales.

Esta desigual distribución hemos podido corroborarla desde la Fundación Santa María la Real en el desarrollo del proyecto: “Entrena Empleo” (2021), enfocado en mujeres desempleadas de larga duración, que se han dedicado al trabajo de cuidados no remunerados. En este caso, encontramos que 7 de cada 10 encuestadas declara no llevar a cabo una búsqueda de empleo diaria, siendo la principal causa la atención a sus responsabilidades familiares.

Retos y soluciones
Con el propósito de mejorar la empleabilidad de estas mujeres, se requiere por tanto una mayor corresponsabilidad en el hogar (solo en el 15,5% de los casos se reparten las tareas de manera equitativa), una mayor inversión en servicios gratuitos para el cuidado (menos de un 5% considera que hay servicios suficientes), o una implicación real por parte de las empresas en materia de conciliación y compromiso social con los cuidados (hasta un 70,8% de las encuestadas cree que las empresas ponen más dificultades a las candidatas por el hecho de ser madres con hijos/as pequeños/as).

Solo desde el trabajo conjunto de todos/as los/as agentes que pueden influir en esta problemática, conseguiremos revertir una situación injusta, en la que las brechas de género siguen siendo una realidad anclada a nuestro mercado laboral.